Los ganteses son testarudos y obstinados. Si no estuviesen tan orgullosos de estos calificativos sonarían como un reproche, dios me libre!! En cada festividad se colocan orgullosamente alrededor del cuello la soga, que en otros tiempos el emperador Carlos V les impuso a modo de humillación. La fortaleza no fue construída para su defensa, sino para proteger a las autoridades; la veleta de la Torre Municipal no está coronada por un gallo que gira según sopla el viento, sino por un poderoso dragón, que vela por sus intrépidos habitantes.
El gantes se siente orgulloso de su ciudad, y con razón!!
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